Y ahora, ¿cómo vamos a abordar las clases?

Un nuevo escenario
En estas últimas semanas estamos asistiendo a continuos cambios, noticias e informaciones que nos generan dudas sobre que nos deparará nuestro futuro como profesionales de la formación y, sobre todo, sobre cómo abordar las clases en este nuevo escenario.
Como formadores hemos desarrollado la capacidad de transmitir en el aula la pedagogía necesaria para que nuestros/as alumnos/as comprendan, reflexionen y, en definitiva, alcancen todos los conocimientos, las habilidades y los comportamientos que definen los objetivos de nuestra actividad docente. Pero ¿qué pasa cuando el escenario cambia y nos introducimos en la modalidad de la formación “on-line”? ¿Qué necesita un/a docente, para seguir “trasmitiendo en esta nueva modalidad? Y ya de paso, ¿cómo viven la experiencia nuestros/as alumnos/s?
El rediseño de la acción
Para nosotros/as, los y las profesionales este cambio supone inevitablemente una adaptación a una nueva forma de “impartir” y por supuesto de trasmitir. Ahora el rediseño de la acción formativa resultará imprescindible para ofrecer una formación bien planificada, organizada y coherente. Invertir en este diseño equivale a hacerlo en calidad.
La pregunta es ¿qué nos puede seguir sirviendo de lo que hacíamos hasta ahora?, y en cambio, ¿qué debemos eliminar, cambiar o rediseñar? La respuesta es que debemos rediseñar todo lo que habíamos previsto para trabajar de manera presencial: la planificación de las sesiones, la forma de presentación de los contenidos, los tiempos y el “tempo” del/de la alumno/a desde casa, las actividades y su Feedback, sin olvidarnos de los cambios que van a suponer, trabajar con otros recursos, y herramientas, intentando mantener unos estándares en cuanto a los criterios de evaluación.
Y debemos hacerlo de manera eficiente y haciendo uso de todo nuestro potencial creativo, para implementar estrategias simples, pero igualmente eficaces. En este rediseño debemos tener muy presente que lo más importante no es ni el diseño de los contenidos, ni el diseño metodológico, ni la tecnología que vayamos a utilizar. Lo realmente es importante es la capacidad de integrar todos los recursos y ponerlos al servicio de los objetivos didácticos cuidando la experiencia de los/las alumnos/as.
Minimizar el estrés, mejorar la experiencia
Y ahí también se destapa otro gran reto. La vivencia del/de la alumno/a, a través de los nuevos modelos de formación está altamente condicionada por cómo se van a presentar y trabajar los contenidos, pero también por cómo va a serla comunicación con los/las docentes, encargados de guiarlos y acompañarlos en el su proceso de aprendizaje.
La tele-formación siempre ha implicado la utilización de medios audiovisuales para comunicarnos con nuestros/as alumnos/as. Pero la situación actual nos ha llevado a un aumento exponencial en el uso de algunos de estos recursos como es el Aula virtual. Recientemente en algunos medios y redes sociales hemos seguido el debate de numerosos expertos posicionándose a favor o en contra de traspasar la formación presencial a tele formación mediante el uso del Aula virtual. Sin pretender establecer un posicionamiento válido, si queremos hacer un apunte sobre cuán agotador puede resultar su uso, tanto para el/la formardor/a como para el/la alumno/a.

En un reciente artículo de BBC Worklife, Gianpiero Petriglieri, profesor asociado de Insead Business School, y Marissa Shuffler, profesora asociada de la Universidad de Clemson, afirman que el problema por el cual la formación en Aula virtual “síncrona” desgasta más que cualquier otra forma, sea presencial o en tele formación, reside en que “nuestras mentes están juntas mientras que nuestros cuerpos sienten que no lo estamos. Esa disonancia hace que las personas tengamos sentimientos encontrados, es agotadora”.
A día de hoy son muchas voces expertas las que nos sugieren limitar las video llamadas a las estrictamente necesarias y permitir que encender o no la cámara sea opcional para los asistentes e incluso para el/la propio/a docente. Minimizar ese estrés es clave para mejorar la experiencia de los/as usuarios/as, docentes y alumnos/as. A pesar de todo al/a la docente aún le quedará la difícil tarea, de preguntarse ¿cómo sé que están aprendiendo?

¿Qué necesitamos los/las docentes para abordar el cambio?
Todos/as los/as docentes que ya nos hemos aventurado en esta manera de seguir impartiendo formación, hemos tenido que abandonar nuestra zona de confort, aceptar una realidad incierta y adaptarnos a este nuevo entorno. Quienes nos dedicamos a ello hemos tenido que aprender a través de la experiencia, hemos descubierto, probado y fallado más de una vez antes de lograr el éxito.
Si tuviera que apostar por una formula ganadora diría que los y las docentes necesitan en este transitar, adquirir las habilidades metodológicas y capacitación técnica propias en este nuevo “entorno clase”, poniendo en práctica las competencias necesarias para transmitir contenidos trasmitiendo cercanía, confianza, tranquilidad y experiencia, a pesar de la distancia. Y todo esto enfrentando el nuevo reto con el convencimiento de que no renunciaremos ni en un ápice a la calidad con la que siempre venimos trabajado desde antaño.
A los/las docentes nos toca ahora formarnos en estas “nuevas metodologías” y “aprender a usar nuevas herramientas TIC”. Desde E-PHRO queremos seguir acompañando a todos los/las docentes ofreciéndoles recursos adecuados y específicamente diseñados para abordar esta tarea. Nos precede una amplia experiencia en formación de docentes y nos conduce el objetivo de aportar soluciones de calidad que trasciendan el momento actual.