Un verano atípico
Afrontar un verano atípico,…
Después de que el gobierno anunciara el fin del estado de alarma llega el inicio del verano, curiosamente también previsto para este domingo 21 de junio. Desde hace ya algunos días la actividad va avanzando hacia lo que ya todos y todas conocemos como “nueva normalidad”.
Resulta evidente que, tras tres meses de incertidumbre, de ir construyendo día a día sobre lo aprendido del día anterior, de esta gestión brutal y permanente de toma de decisiones (con mayor o menor acierto), y de constantes cambios, cada cual ha podido extraer sus propias conclusiones. Y en esta ocasión queremos aprovechar este blog para expresar las nuestras. A modo de reflexión, queremos lanzar un mensaje de utilidad.
Estos meses han sido como el prefacio de una novela, o el primer acto de una función de teatro. Es decir, aquel momento de la historia en el que todavía nada se sabe, todo va apareciendo, creándose, juntándose, relacionándose. Aunque en este caso hemos sido público y actor al mismo tiempo. Y ahora empezamos a comprender de que va esta crisis, o al menos se empieza a intuir. Por ello, este verano va a ser un verano atípico.
…gestionar la incertidumbre,…
La primera razón que nos lleva a este pensamiento, radica en la falsa sensación de imprevisión que tenemos de cómo va a marchar todo en el futuro. Y no debería ser así ya que, en realidad si sabemos muchas cosas de esta crisis que antes no. Y si nos dejamos llevar por la imprevisión, estamos asumiendo que la temporada de mayor activación de nuestra economía va a ser todo menos eso, precisamente.
La segunda razón tiene que ver nuestra forma de vivir esta época del año, nuestro tan popular “modo verano”, en el que siempre nos llegan mensajes como como “desconectar”, o “merecidas vacaciones”. Pero en un verano típico la mayoría de las actividades, ya han alcanzado su “velocidad de crucero” y la productividad se mantiene constante y activa. Pero este no es un verano para relajarse y poner el piloto automático, es un verano para poner medios para actuar con previsión en el futuro.
La tercera, es que en realidad estas dos razones ya las venimos intuyendo hace un tiempo y por tanto, no podemos dejar escapar esta ocasión y ser congruentes con lo que debemos afrontar a partir de septiembre, último tramo de este año, o reducido año.
…y prepararnos para lo que venga después
Es tiempo de planificar, y hacerlo en función de los posibles escenarios. Para buscar soluciones, tener respuestas a las decisiones que habrá que tomar y para afrontar en mejores condiciones la incertidumbre de lo que vendrá después. Ahora que ya hemos vivido la etapa de incertidumbre, nos toca vivir una nueva etapa de madurez, mejorando todo lo que hemos puesto en marcha y que ha funcionado. Esta sociedad, las organizaciones y sus personas debemos actuar con responsabilidad, dotarnos de recursos y sobretodo, liderarnos en estos tiempos difíciles.
Como solemos abordar en las formaciones que impartimos sobre cómo afrontar una crisis, el poder de una gestión efectiva de la misma radica en la elaboración de un buen plan, minimizar su impacto, no el inicial, sino el que vendrá posteriormente, que es siempre mayor. Y ya siendo excelentes en su gestión, obtener un beneficio de la misma.
Así pues, os animamos a convertir este verano la “nueva normalidad” en parte de nuestro plan de futuro. A analizar como prever y proveernos de lo necesario para seguir funcionando, reducir la lista de riesgos, prepararse y desarrollar un plan efectivo, y sobretodo, con alternativas.
La segunda razón tiene que ver nuestra forma de vivir esta época del año, nuestro tan popular “modo verano”, en el que siempre nos llegan mensajes como como “desconectar”, o “merecidas vacaciones”. Pero en un verano típico la mayoría de las actividades, ya han alcanzado su “velocidad de crucero” y la productividad se mantiene constante y activa. Pero este no es un verano para relajarse y poner el piloto automático, es un verano para poner medios para actuar con previsión en el futuro.
La tercera, es que en realidad estas dos razones ya las venimos intuyendo hace un tiempo y por tanto, no podemos dejar escapar esta ocasión y ser congruentes con lo que debemos afrontar a partir de septiembre, último tramo de este año, o reducido año.
Ahora ya estamos avisados y nos toca resolver. De esto hemos aprendido, y aún nos queda la mayor y mejor de todas las lecciones, levantarnos, seguir y salir de ella.