Los elementos imprescindibles para una gestión efectiva frente a las crisis
Evitar la crisis
Una de las cuestiones más elementales, fácil de decir, pero a la vez difícil de poner en práctica. Para ello convendría saber cuestiones tan fundamentales como, si mañana cambiasen todas las reglas del juego (de hecho, este año ha sucedido), ¿cómo de preparados estamos para seguir?
Para evitar de forma efectiva las crisis, existe un patrón de comportamiento basado en una forma de disciplina que incluye llevar a cabo una “auditoria de crisis”, dibujando escenarios catastróficos, que podrían llegar a ocurrir en lo que se refiere a cuestiones como desastres naturales o relacionados con la empresa, averías tecnológicas, fuerzas económicas y de los mercados, o conflictos en las relaciones institucionales, con clientes, usuarios o la ciudadanía.
Una auditoria de crisis conlleva un proceso exhaustivo de análisis, si bien desde aquí lanzamos una sencilla recomendación: hacer una lista de todo aquello que pueda ocasionar problemas a tu empresa u organización, considerado las posibles consecuencias y evaluando el coste de lo que supondrá, su prevención.


Prepararse para afrontarla
Para ello, es imprescindible la creación de un plan de apoyo que consiga neutralizar las adversidades que se hayan detectado en la auditoria. Algo así como tener un “salvavidas de repuesto” en forma de barco de rescate, cuando el barco difícilmente se va a mantener a flote.
Prepararse es pues una tarea que requiere una gran dosis de ingenio para identificar los obstáculos y puntos débiles que van a impactarnos dañinamente, durante la crisis, listar y dotar los recursos, como y cuando disponer de ellos, cuando seran necesarios, elegir una estrategia para comunicar como vamos a actuar (desde dentro y hacia fuera), y como no, distribuir y organizar el arduo trabajo que cabrá realizar una vez “brote” el problema.
No hay mejor “vacuna” ante una crisis que un equipo preparado, al que podremos denominar comité de expertos, o sencillamente, equipo de gestión, que bien formado, va a ser clave para frenar sus efectos. Y por supuesto, una gran dosis de comunicación y recursos. Suele identificarse el éxito frente a una buena gestión cuanto más y mejor se conocen las personas que estarán en el proyecto. Establecer relaciones que no hayas mantenido anteriormente con el resto de las personas con las que te vas a apoyar es la clave. En caso de crisis, es mucho más fácil actuar y coordinarse, si conoces muy bien a todas ellas.

Reconocerla
Al igual que la fábula de Pedro y las ovejas, esta sociedad híper estimula nuestro raciocinio alertándonos de peligros inminentes que nuestra experiencia nos tiene bien acostumbrados a no darles importancia. Lo sabemos. ¿Cuántos días pasamos muchos o muchas de nosotros y nosotras en un plano “negacionista” de la COVID-19? ¿No es tan cierto aquello de que, de haberlo sabido antes…? Ahí lo dejo…
Efectivamente, llegamos a la pregunta del millón: ¿Es una crisis? Su respuesta será el fruto de un “si” a otras preguntas tales como, ¿ha causado lesiones a personas? ¿representa un peligro medioambiental? ¿se han visto en peligro vidas? ¿o los datos de personales de terceros? ¿Supone una enorme pérdida económica? Si la respuesta a cualquiera de ellas es sí, empecemos a considerar la puesta en marcha de nuestro plan, nuestros efectivos y recursos, cuanto antes. Así que otro consejo: si has decidido que te enfrentas a una crisis, procura conocer los hechos lo más pronto posible y hasta donde sea posible.
Aplicar contención
Cuando sobreviene, es lo primero que se debe tener en cuenta, “detener la hemorragia lo antes posible”. Mostrar decisión no resulta siempre fácil, pero es lo más importante cuando se trata de contener la crisis. Y lo más probable es que se deba hacer contando con información escasa e inexacta. Y si no existe una buena estrategia de contingencia, de pautas para enfrentarse a la situación, siempre nos quedará la consciencia, aunque nunca será suficiente. Pregúntate pues, que se debe hacer, y hazlo. Pero actuando siempre desde la compasión y la humanidad, no olvidemos estos dos grandes valores, sobre todo en los peores momentos.


Resolver la crisis
Por definición, la crisis conlleva toma de decisiones, de manera rápida y segura. Aunque, ¿cómo hacerlo cuando en esos momentos suelen suceder los acontecimientos demasiado rápidos? Para contar con unas mínimas garantías es importantísimo, saber controlar las emociones (o gestionarlas en el mejor de los casos), asumir un verdadero rol de líder frente al caos, y eso a veces no implica necesariamente ser el cabeza visible o quien tomará las decisiones más importantes, sino más bien, es tarea de todos y todas, Y por supuesto, emprender las acciones para ejecutar el plan, procurar que todos y todas actúen de manera cohesionada, evitar la búsqueda de culpables, y sobretodo, hacer lo que se debe hacer. Por tanto, genera un equipo resolutivo cuyo trabajo solo sea el de resolver el problema mientras el resto se ocupa de realizar las operaciones habituales.

Aprender de la crisis
Después de la tempestad, llega la calma y acto seguido, el aprendizaje. Una vez superada, no te olvides de ella y aprovecha ese momento para aprender desde la calma, pues volverá la tempestad, mejor precedida de una buena lección de vida. Cabe analizar cómo se gestionó, prepararnos para la próxima, obteniendo información de todos y todas e incorporándola hacia los planes de gestión futuros. En definitiva, reescribiendo la historia de nuevo para estar más conectados y conectadas a nuestros recursos, puesto que, de una crisis, si o si, se sale fortalecido amenos en un aspecto: la experiencia.
En P.H.R.O. TRAINING CONSULTANTS & PARTNERS venimos desarrollando un programa formativo, que incorpora un trabajo exhaustivo para tener a punto vuestro propio plan anti-crisis. Es esta pues, una buena ocasión para plantearos si os sería útil contar con el vuestro propio, o para vuestra organización.